Escrito el 09/09/2023
Cuando pensamos en tener una vida creativa llega a parecer maravillosa; nos vemos con inspiración infinita, con una sonrisa de oreja a oreja, planificamos nuestra siguiente creación, organizamos nuestro espacio y así. Todo se ve lindo, perfecto, ¿Qué podría salir mal, si tenemos todas las ganas e intenciones para lograrlo?
Sin embargo, la realidad puede darnos una tremenda cachetada. Hoy escribo esto de esa manera: golpeada con ganas. Ni siquiera es una cachetada, es una patada ninja. Suena dramático, pero a veces las emociones pueden ser bastante intensas. Nada qué hacer, así somos los humanos.
Hoy estoy agotadísima. No dejo de pensar en querer dormir. Para quienes no saben, en la actualidad soy estudiante de la salud y puede ser bastante agotador. Hace dos días tuve un turno de noche del infierno en el cual ni siquiera pude dormir y ahora intento recuperar esas horas de sueño de a poco. Así que entenderán mi estado actual. Tal vez si recibiera un poco de contribución monetaria no sería tan terrible, pero ni siquiera es el caso. Con esto ya verán que es difícil, hay que tener una fuerza de voluntad enorme, y es de eso lo que quiero hablar hoy.
Tener la voluntad aún con agotamiento
¿Qué pasa cuando tengo las ganas, toda la voluntad de hacerlo, pero mi cuerpo no responde? A veces quisiéramos ser máquinas, tener una energía inagotable y que nuestro contexto no nos afecte en absoluto; lamento recordártelo, pero somos seres vivos, necesitamos energía para funcionar y esta se acaba. Es frustrante, lo sé muy bien.
Y más encima, la sociedad actual lo olvida, porque nos exige una productividad 24/7, y esa exigencia es tal que hasta nos hace sentir culpables por descansar. Ese es el punto al que hemos llegado. Es por eso también, y enfatizo en ello, que debemos tener claro en qué estamos ocupando nuestra energía; no es lo mismo tener cansancio por hacer actividades que te alejan de tu objetivo que por hacer lo que te gusta. Yo lo veo así: es como el dolor de cuando hacemos ejercicio, al principio sufrimos demasiado, literalmente rompemos las fibras de nuestros músculos durante el proceso y, aun así, ese suplicio es satisfactorio, porque sabemos muy bien que es un dolor necesario y nos recuerda que hicimos algo para nuestro bien.
Pero ¿Qué pasa si no tienes energía por realizar actividades que no te agradan, que en verdad no sabes si te llevarán a alguna parte, si en verdad te hacen bien, tal vez no ahora, pero sí a largo plazo? Aquí es cuando hay que reflexionar sobre qué estás haciendo con tu vida.
Debo admitir que por mucho tiempo me sentí en esa parada: de no saber qué rayos estaba haciendo con mi existencia. Cuando caminas y avanzas sin un rumbo, sin un objetivo, sin un propósito, puede ser horrible, espantoso, es estar en una encrucijada constantemente y no saber qué camino tomar o si el que tomaste es el correcto. Es una incertidumbre que provoca una ansiedad constante.
Mi carrera actual es demandante, drena demasiada energía y me frustra. No obstante, aunque antes no lo tenía claro, sé que es necesario para mí. Es un área que me desafía todo el tiempo, que me saca de mi zona de confort, que me ayuda a crecer como persona, me permite conocerme, darme cuenta de mis capacidades y mis límites. Todo eso me ayuda para mis objetivos, es una recompensa a corto y largo plazo. El salir de la zona de confort, el sentir incomodidad: transforma. Esto último lo quiero hablar en otra ocasión con mayor detalle.
En resumen, al ver mi carrera con otra perspectiva, me permitió darme las fuerzas que necesito para seguir adelante y cumplir mis objetivos. Tal vez piensen que es raro que siendo una estudiante de la salud quiera además tener una vida creativa. No tiene por qué ser incompatible y quiero comprobarlo durante estos meses. De hecho, tengo mi objetivo tan claro, que a pesar de que no dormí esa noche, pude ir directamente a la universidad para acudir al curso de canto al que me había inscrito. Después de eso me dormí toda la tarde (ups), pero la meta se logró (y con café y mucha comida, porque vamos, tampoco soy la mujer maravilla, por más que quiera).
¿Cómo lograrlo?
Mi objetivo con este artículo no es entregar una receta mágica para solucionar este problema. Aún me falta mucho en desarrollar o tener claridad en algunas (muchas) cosas. Hay días en que me siento más una exploradora que una guía, pero planeo ir compartiendo en este proyecto las cosas que voy aprendiendo o descubriendo y que mi experiencia les sirva. Es mejor perderse y encontrar juntos la salida que hacerlo en completa soledad.
Sin embargo, tengo claro que cuando le encontramos un sentido a las cosas, a nuestras acciones, a nuestros anhelos, nada nos detiene, o por lo menos no debemos permitirlo.
Pero ¿Cómo se encuentra nuestro propósito de vida? ¿Qué es para mí la creatividad? ¿Es la creatividad un regalo o un tormento? ¿Dónde y cómo puedo desarrollar mis ganas de aprender o crear? No se preocupen. De a poco iré desarrollando estas ideas de manera más profunda cuando vaya obteniendo las respuestas (o no) o simplemente para reflexionar. Esta es sólo la pincelada, la introducción de este proyecto.
A pesar de lo anterior, puedo darles una pequeña guía:
Mi pequeña guía para sobrellevar el agotamiento
- Lo primero es permitirte descansar. Sé que es difícil. La sociedad te obliga a sentirte culpable, pero es necesario. Toma el tiempo que necesites.
- El descanso no es mirar las redes sociales. Es desconexión. Desconéctate de tu entorno, pero no de tu interior. Busca hacer cosas que te gustaban hacer o que se te daban satisfacción.
- Escúchate. En una era de hipertimulación y exceso de información, no nos escuchamos a nosotros mismos y muchas veces, las respuestas están en nuestro subconsciente.
- Durante esa introspección con tu yo interior, cuestiónate:
- ¿Este trabajo de verdad me llena? ¿Qué objetivo tengo con él? Puede que no ames tu trabajo, pero lo uses como un medio para hacer las cosas que te gustan; o tal vez te encante y te motiva; o simplemente te hace infeliz.¿Estoy estudiando lo que quiero de verdad? ¿Esta carrera me llevará a alguna parte?¿Qué hago los fines de semana? ¿De verdad necesito ir a fiestas y desconectarme? ¿Acudo a ellas para olvidar la realidad o en serio las disfruto?¿Mis amistades me hacen bien? ¿Me ayudan a ser mejor persona o sólo me hacen sentir peor?¿Mi pareja me ayuda avanzar en la vida? ¿Nos superamos juntos?¿Mis creencias actuales me limitan? ¿Tengo las mismas opiniones sobre ciertos temas aún o he cambiado?¿Me he dado tiempo para mí? ¿Me respeto como persona o sólo me centro en los demás? ¿Pongo límites? ¿Soy en realidad mi prioridad?
- ¿Cuáles son mis sueños? ¿En verdad estoy trabajando para cumplirlos o he desviado mi camino?
Estas son solo algunas preguntas. Son bastante profundas, pero necesarias. Tardan tiempo en responderse. Si quieres, escribe una pregunta por día e intenta contestarla de la manera más honesta posible. Intenta mantener la objetividad, sé consecuente con tus pensamientos y emociones (no la respuesta que te conviene y te impida salir de tu zona de confort).
El escribir, además, te ayuda a sacar de alguna manera lo que tienes dentro y vacías un poco ese exceso de ruido.
- Luego de esto, ya puedes tener una idea de en qué gastar tu energía y cómo trabajarla.
- No dejarás de sentir cansancio, pero no hay nada mejor que sentirlo en algo que valga la pena para ti.
- Por último, el descanso es necesario para seguir con el proceso creativo o para cualquier problema que quieras resolver. Esto lo puedo profundizar en otro artículo.
Sé que conectar contigo mismo/a puede ser incómodo. Requiere escucharte, tomar consciencia de tus pensamientos que, en variadas ocasiones, no son agradables. Puede que te dé miedo revelar lo que hace tiempo sabías, pero negabas o te autoengañabas. Créeme, lo sé. Sin embargo, vale la pena. Requiere valentía y voluntad. Hazlo de a poco. No te sobre exijas.
Con todo el cariño del mundo, gracias por leerme. Te invito a contactarme o a comentar.
Hasta luego, personita curiosa.
P.D: Si quieres conocer a mayor detalle el objetivo de este blog, pulsa AQUÍ.
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